lunes, 19 de enero de 2009

Como todos los que seguimos en el sector estudiantil, agobiada con los exámenes, no iba Munich a tapar o cambiar mi personalidad claro. Aunque escapo a hacer los dos exámenes que junto con el proyecto me separan del final, lamento preveniros de que será una visita totalmente fugaz, así es que nadie se sienta mal ni se enfade si no nos vemos (hasta mi madre está alertada, qué cruel).
La re-entrada en esta ciudad está siendo mucho mejor de lo que esperaba: ni tanto frío, y muy buen ambiente en el piso y en la universidad. Antes también lo había, pero imagino las amistades distaban todavía de ser algo medianamente parecido a mi querido grupo madrileño (incluyo a los de otras comunidades autónomas porque allí es donde nos conocimos).
En fin, el Sábado hice carillas, mmm... para los que no conocen a mi madre, y es que este es un plato muy suyo aunque me haya dado cuenta aquí del desconocimiento general, son unas judías pequñitas, por supuesto mucho más suaves y ricas. El aderezo traido de la visita a la tierra natal durante las fiestas ya tan lejanas. Así es que nos relamimos bien a gusto durante el café mi nuevo chahi-compañero de piso Fran (madrileño para variar), mi solazo de vecina Franzisca, y el encanto de Florian. Una tarde genial.
Y como cada vez que el agobio me llama, me evadí en forma de visita al museo con Franzisca y, este hábito me sorprende hasta a mi, saliendo a correr. Luego a estudiar como una campeona claro, pero bien a gusto.
El tiempo ya vale más que el oro en mi agenda dado el insuficiente rendimiento fuera de la acostumbrada e innombrable escuela politécnica. Perdonaréis pues mi ausencia.

lunes, 12 de enero de 2009

09/01/09 Barajas: Campo de Refugiados

Valga el relato de la experiencia aunque el teclado aleman no permita la correcta escritura.
El vuelo IB 3534 estaba programado para las 8.50 am. Dada la distacia y conexiones a horas tempranas, mi amiga mejicana y yo nos subimos al tren de las 5.40am en Villalba direccion Nuevos Ministerios. A nuestra llegada al metro, todas las maquinas de billetes estan apagadas o fuera de servicio, pero conseguimos llegar finalmente al puesto de facturacion de Iberia en la T4 pasadas las siete. Tras despedidas familiares pasamos los controles de la zona de embarque, y comprobamos puerta y hora de nuestro vuelo; solo una vez alli aparece como retrasado media hora, y nos entretenemos con la curiosa vista de un aeropuerto nevado. Tras subir a bordo comienza el escepticismo de la azafata respecto al tiempo, y la espera a que nos den pista desde la torre de control; dos horas mas tarde desembarcamos con la noticia de que se ha cerrado el aeropuerto. Ningun responsable aparecera durante las 12h que esperaremos en total frente a la puerta de embarque inicial, y las colas para "Atencion al Cliente" de Iberia no seran nunca inferiores a 2h. En "Informacion" de Aena solo nos confirmaran la cancelacion a las 20.30h, momento en el que las ventanillas de Iberia dentro de la zona de embarque comenzaran a bajar sus persianas con el consiguiente alboroto sonoro, pero no fisico, de las hordas de pasajeros abandonados en tierra.
La mision a partir de entonces: supervivencia.
Primero el intento de rescatar el equipaje, para el cual nos estiman esperas hasta las 5am del dia siguiente. Una mujer de nuestro vuelo nos indica, como si en el hundimiento del Titanic, "corred a la cola de BusinessClass que aun hay poca gente". Cuando subimos a las oficinas de Iberia en el aeropuerto lo entendemos: miles de personas se amontonan en grupos de cientos en cada ventanilla de atencion al cliente. En la de Business al principio no quieren atender al resto, y se llevan algun que otro grito, pero despues de mas de 3h esperando en la "cola buena" nos atienden. No tenemos vuelo para el dia siguiente; las conexiones conocidas estan completas y la lista de espera no es segura. Mi amiga mejicana y su amplio conocimiento de ciudades cercanas y conexiones a Munich sugiere posibilidades hasta acabar con sus garganta; la solucion pasa por ir via Viena sin mas remedio que con Iberia, y de alli a Munnich con la preferida Lufthansa. Ni hotel ni vales de comida tras mas de 16h en el aeropuerto.
Cuando bajamos a la sala de equipajes, en la que solo 2 cintas como mucho funcionaran, el caos se ha apoderado del suelo en forma de bultos dispersos sin orden ni control. Todos damos vueltas con el cuerpo entumecido, la cabeza latiendo y el animo perdido, cual si buscaras a algun familiar o conocido horas despues de un desastre. Mi bolsa de apuntes tardo en aparecer, con lo que me dio tiempo a replantear mi vida en cuanto a un cuatrimestre perdido, examenes a los que no optaria siquiera aprobar, billete para los mismos ya comprado y dinero echado a perder por tanto...El alivio tras una hora de busqueda y la llamada de Marta con su "La he encontrado!" dieron fin a nuestras ya escasas fuerzas y nos acomodamos igual que el resto como bien pudimos: abrigos en el suelo, portatil entre las piernas,... Los ninos dormian encima de las maletas mientras sus padres empujaban los carritos donde estaban para seguir con la cola de facturacion. Nadie facilito colchonetas, ni siquiera mantas, y por supuesto los aseos no se limpiaron en toda la noche aun con mas del doble de pasajeros atrapados en el aeropuerto.
Decidimos ponernos a la cola de facturacion a las 4.30am del sabado 10, ya que debido a la situacion "excepcional" no habia lineas asignadas a los vuelos de salida, sino que todas las lineas atendian todos los vuelos y ahora tambien los cambios de billetes. Si no facturas a tiempo vuelves a perder tu tiempo, y colarse con el estado de agitacion de la muchedumbre cansada y desesperada era comprar todos los boletos para un linchamiento. En la linea de faccturacion de Business habia 3 personas atendiendo exclusivamente a dichos pasajeros, mientras que en los demas solo habia 1; y se tomaron el decoro de negarse a atender al resto. Nos atendieron con la mayor calma, incluso con el comentario jocoso de "vaya follon aqui anoche no?", para a continuacion volver a negarnos vales de comida y enviarnos a la puerta de embarque erronea. Para cuando averiguamos esto ultimo en "informacion" Aena, ya que las pantallas seguian con vuelos del dia anterior y de los de madrugada, mi regalo de despedida fue recorrer toda la cromatografia que adorna la terminal, es decir, correr a la desesperada de punta a punta. Por supuesto el Madrid-Viena IB 3576 tambien se retraso, aunque nuestras caras y lagrimas de desesperacion de Marta hicieron que embarcaramos las primersas. Total, para esperar otras dos horas, ya casi rezando, a que nos dieran pista.
Con lo cual no llegaron para nuestra conexion en Viena a Munich, asi es que a esperar hasta las 16.45 al siguiente; el chico de la ventanilla Iberia nos dio los billetes, pero habia sido alertado para "no dar vales de comida", y mi pobre amiga definitivamente mando al infierno a la compania entre lagrimas.
Tuvieron que llegar los empleados austriacos a dedicarnos una humana amabilidad en el trato, al recoger las tarjetas de embarque, al preguntar por nuestras maletas. El vuelo a Munich de la tarde incluye kaffe&kuche, y ahi casi me pongo a llorar yo. Austria tiene mi corazon para siempre.
Al llegar a Munich nos indicaron la cinta por donde saldrian nuestras maletas en unos minutos; lastima concluir con que de camino al tren una de mis bolsas con la ropa nueva de reyes desapareciera. Todavia pendiente de la oficina de objetos perdidos, aunque he de reconocer que despues de asumir la perdida de apuntes esta bolsa solo me dolio por lo personal.
Y si, ya de camino a casa llore a gusto. Me meti en la ducha, salude a Victor, y descanse lo posible hasta que los amigos mejicanos vinieron a buscame y a levantarme el animo con una noche de cerveza babara.